miércoles, 25 de noviembre de 2015

Qué significa "sostenible"

Me estoy hartando más de la era "sostenible" que del mundo "light" de los noventa. Ahora todo es sostenible, sustentable y sosposible. Y si no lo es, ni vale la pena, ni es vendible, ni es moderno... Es sostenible hasta la botella de plástico que sirve de envase a un agua mineral (y si no lo creen, búsquenlo; yo no voy a hacer publicicidad). TODO tiene la etiqueta de sostenible. Por supuesto, la arquitectura ha de ser sostenible. El arquitecto que no sea sostenible hoy día... Por sostener, hay que sostener al 75% de la profesión. 

Olvidamos que lo que se hacía en el pasado también solía ser sostenible... para el pasado. Y que lo que hacemos hoy día, seguramente deje de ser sostenible en el futuro. "Sostenible" fue un término bonito, precioso y cargado de sentido común. Convertido hoy día en etiqueta comercial para todo. Decir en el 2016 que algo es sostenible será como no decir nada. Se habrá perdido el significado de la palabra de tanto usarla en vano. Detrás de este término se camuflan despropósitos económicos. No castigamos debidamente a los que se apropian indebidamente de las preocupaciones legítimas de una parte de la sociedad. Se convierte en moda, se extiende y se diluye. Se acaba con ella. Se la vence. Ya hemos perdido el sentido de otra bandera, la "sostenible". Habrá que izar la siguiente.

lunes, 28 de abril de 2014

Mapas y planos e Ikea.

Cartografías del espacio social, texto de Diana Padrón Alonso/ Arquitecturas, Bernard Rudofsky y
Juan O´Gorman/ Ikea.

El omnipresente ojo de Google earth nos presenta un mundo cartografiado y fotografiado a disposición del que pueda usarlo.
Aunque puede ser mejor no revelar a nadie nuestros secretos acerca de lo que nos rodea (no sea que puedan utilizarlo como un recurso a explotar) mucha gente sigue intentando desbordar la cartografía convencional mediante su conocimiento del "territorio".
La urbanización finalmente avanza a grandes pasos aprovechándose, en algunos casos, y obviando en otros casos, estos conocimientos.

http://issuu.com/dipadrondispositivodeautorrepresent/docs/contracartograf__as_prublicaci__n

¿Como contamos-mostramos las cosas para que no se destruyan-construyan?
¿Con quien compartimos nuestros mapas?
¿Que podemos hacer para que lo que amamos dure y lo que detestamos cambie?
¿Todo cambia y cualquier ansia de estatismo es una ilusión que el tiempo borrará?

Podemos leer a C. Levi Strauss, en su famoso Tristes Trópicos, unas reflexiones sorprendentes sobre el origen de la escritura como una herramienta para el control social. En uno de los capítulos del libro, C.L.S refiere que durante el contacto con una tribu en Brasil, los indígenas le miraban estupefactos mientras leía o anotaba en un cuaderno los incomprensibles garabatos que para ellos constituían la escritura. Para ellos eran unas manifestaciones mágicas y poderosas de algo desconocido, saber, poder y control. El jefe de la tribu era un hombre extremadamente sagaz, pronto comprendió el poder que otorgaba manejar semejante herramienta, y bien pronto hizo comprender a los suyos que el también era capaz de acceder a la comprensión de esos signos.
Es notorio que los primeros documentos escritos que conocemos son una escrituras cueniformes donde se contabilizan ganados, cosechas, tributos... anotaciones contables para controlar los recursos.

La cartografía ha servido primeramente para el control y el conocimiento interesado. Era desarrollada por el poder o para el servicio al poder. Las gentes comunes se apoyaban en los llamados conocimientos tácitos, no escritos, transmitidos oralmente, muy adaptados al territorio cambiante y que exigían un uso continuado del territorio. Aún hoy todos tenemos esos mapas mentales que a nadie queremos o consideramos necesario revelar y que nos sirven como extensiones de nuestro cuerpo, como raíces con el entorno. Aportan mucho conocimiento interno, muchos recursos, dan textura real al mundo, son experiencia.
Si trazamos estos "mapas" revelamos un capital que nos corresponde. Quizás alguien sin escrúpulos y vínculos pueda servirse de ello en su beneficio.
(Tal vez, esto sea comparable a estar tecleando estas mismas letras que forman las palabras que lees ahora).

No se si tiene que ver la expresión tener un plan con la de trazar un plano, supongo que si. Ambas guardan una parte maligna, tirana y depredadora en su interior. La observación, el deambular desinteresado no necesitan de mapas ni planos, integran el extravío. Borrones sobre los mapas, espacios en blanco, excesos de ruido. Sin embargo podemos observar que estas derivas solo se pueden hacer con la barriga llena, cuando sabemos que tenemos cobijo, sustento y seguridad en algún lugar esperándonos. ¿Bajo una arquitectura sólida, racional, aislante? ¿Con un mapa fiel?

Bernard Rudofsky trabajo sobre el tema de la arquitectura sin arquitectos, expontánea. Publico hace mas de 50 años un libro con unas seductoras imágenes de lo que nos daban estas construcciónes expontáneas y maravillosas. Quizas esto se producía en los primeros atisbos de la crisis del movimiento moderno, cuando muchas cosas se habían transformado en opresivas. Tiranía de la escasez de espacio, amontonamiento humano, el racionalismo transformado en algo al servicio de la mayor rentabilidad al menor coste, homogeneización ¿para democratizar? ¿o mas bien para administrar y gestionar a la gente y sus recursos?



La arquitectura hasta la estandarización de los criterios, la homogenización de los materiales y lo modos a lo largo y ancho del mundo, tenia algo "auténtico". Quizás la mayor parte de los materiales eran autoctónos, los constructores eran locales, los planificadores eran amigos y hacían siempre lo mismo o cosas muy parecidas. Estas casas y construcciones se levantaban muchas veces mediante las manos de los propios usuarios, luego o a la vez, unos canteros montaban la fachada, o un especialista levantaba la fachada de ladrillo visto. A menudo la gente hacía sus adobes a mano, habían cortado los árboles para las vigas y pilares unos años antes, etc.
Pocas posibilidades y variabilidad dentro de un patrón. Cuando esto se cae decenas de años después, se disuelve en el terreno o se reutiliza.
Las primeras construcciones en las que vemos la influencia del racionalismo y luego las ideas del movimiento moderno, coincidirán con la disponibilidad de materiales industriales.
Uralita, aluminio, ladrillo caravista, azulejados en fachada, ventanas horizontales, pilares y estructura de acero y hormigón, terrazas, cubiertas planas...se van a ir desperdigando por el territorio aplicándose de modo gradual. Cambian las proporciones, se estiran lo huecos, aumentan las crujias... nacen formas nunca vistas. Mejoran muchas cosas, menos humedades, mas vistas, aislamientos, menos goteras, menos fuegos, ventilaciones, sin embargo las caras visibles de las construcciones se afean, se deforman... Esa disponibilidad de materiales y de métodos, bajo la batuta de un profesional, funciona mas o menos. Cuando el profesional se oculta, no está, o se desinteresa, el usuario o el profesional descontrolado, sin conocimientos suficientes y con muchas herramientas y muchas ganas, da forma a su mundo, a lo que sale, como la famosa barbacoa de Homer Simpson.
La maravilla se pierde y aparece la chabola.
Creo que a esto no se refería Rudofsky, pero esto también es arquitectura sin arquitectos...
Solo tenemos una opción, fotografiarlo en blanco y negro para darle un pase, esto también estaba en Rudofsky. El blanco y negro da la distancia estética digerible.

Ahora viene Ikea con su lema de "La república independiente de tu casa", hala, a dar forma a tu mundo por fín, con la tutela de Ikea, (tropecientos mil ingenieros, arquitectos y decoradores asalariados, precariados, dando sus brillantes ideas de diseño a la Bestia), y todos tan contentos. El colmo del borreguismo.
Tu mandas de la puerta de tu casa para adentro pero con lo que yo te diga y no te salgas eh! Que aquí eres muy libre de hacer lo que yo quiera.
Chabolismo de diseño.

Juan O´Gorman fue un arquitecto mejicano de origen irlandés que se cansó del movimiento moderno y se hizo una casa monstruo. Siempre estuvo entre dos aguas el pobre, pinto los murales de la Universidad de Méjico al estilo de Rivera y Siqueiros y le salio una decoración muy bonita, con la que no estaba muy a gusto.
Ahora, se conserva su primera casa, cuadradita, luminosa, moderna, al lado de las de Rivera y Frida, que le encargaron a O´Gorman una casa y estudio parecidas.
Sin embargo la casa monstruo, cueva, gruta, ya no se conserva.
Bueno, hay fotos...

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/22/actualidad/1363980562_541976.html



viernes, 4 de abril de 2014

La amplitud del espacio público de la ciudad

Los espacios públicos de la ciudad, calles, parques, plazas..., son espacios de la ciudad al servicio de sus habitantes. Lo que se hace en ellos es interés de todos, y la calidad de vida en una ciudad tiene mucho que ver con el uso de esos espacios. 

A menudo los encontramos con numerosos obstáculos, barreras de tráfico, casetas de todo tipo: de terrazas, de salidas de garajes, de rampas de garajes, de bocas de metro, de kioscos, de puestos de la ONCE, de puntos de información, de eventos temporales (uno tras otro), etc. Todo son construcciones que se perciben como objetos que acortan la perspectiva del espacio al ofrecerse en primer plano según recorremos la ciudad. Las imágenes de principios de siglo XX, con aquellas calles que ahora nos parecen sobre dimensionadas muchas veces para aquel escaso tráfico, las aceras amplias en donde tan solo se situaban árboles, se echan de menos. Ahora tenemos ciudades abigarradas con sensación de agobio y estrechez de paso. Seguro que hay excepciones y plazas preciosas. Pero, ¿cuál es la sensación de muchas otras?. Las plazas se zonifican haciendo que terminen por dar la sensación de un laberinto de medio metro. Se reforman una y otra vez invirtiendo una y otra vez dinero en solucionar problemas creando esta sensación laberíntica. Y a ello se añade la "privatización" de parte de ese espacio que hacen los Ayuntamientos para obtener rendimientos económicos, surgiendo como conclusión las casetas antes mencionadas, las de las terrazas de las cafeterías para poder estar calentito en invierno, o de los restaurantes, o los kioskos, o garajes subterráneos, o ferias (del libro, de la artesanía, del libro viejo, del cómic, de estoylootro).

Se echan de menos esas imágenes de principio de siglo XX con la gente cruzando por delante de los tranvías de una calle a un parque. Si lo hacían es porque podían. Ya hemos mencionado que el tráfico no era el mismo que hoy. Pero la ciudad tampoco lo es. Ni las soluciones serán las mismas. Pero los edificios sí son los mismos. No hablamos obviamente de las nuevas zonas urbanas creadas en el último siglo. Más bien y principalmente de las zonas históricas de las ciudades. Y si los edificios son los mismos, no se debería de tener la sensación de que la amplitud del espacio público es menor. E incluso al aumentar la población, la necesidad de amplitud es mayor. Por lo tanto las reformas de plazas y calles deberían de buscar recuperar o mantener esa sensación y las soluciones, necesarias para los problemas de hoy, deberían de responder a esa necesidad. Creo que es un error mantener el exceso de obstáculos que principalmente ocupan los espacios públicos en calles y plazas. Y creo necesario preguntarse si no existe un mejor sitio para su ubicación en las reformas y proyectos nuevos que los afecten. Y siempre tener presente que la ciudad se anda, se recorre con la vista y con la percepción de los sentidos cuando se vive en ella, se siente, a veces vacía y a veces llena. Y como pensemos y diseñemos estos espacios afecta a como los vivan sus habitantes.

________________________________________________________________
Enlace:
Artículo de ARQ (Grupo Clarín, Buenos Aires, Argentina) como ejemplo del interés que ha de mostrarse actualmente por los espacios públicos.

http://arq.clarin.com/urbano/gran-polemica-plazas-verdes-secas_0_1112888782.html

sábado, 15 de marzo de 2014

Tormenta en el canal de la mancha III






















A las 7,30 de la tarde salimos por fin del barco. Ya es de noche, Sobre el terreno vemos que los montones de nieve en los laterales del carril llegan al retrovisor del coche. Estamos decididos a emprender la ruta hacia España. Sin embargo, en la rotonda de salida de las instalaciones del puerto, un grupo de personas encaminan a todos los vehículos hacia el edificio de la terminal marítima. 
Aparcamos entre coches sepultados por la nieve y caminamos hacia el edificio. En la puerta nos espera la Cruz roja francesa. Un voluntario nos acompaña hasta una mesa donde dejamos nuestros datos, nos informan de que todos los accesos a la ciudad están bloqueados y que es imposible salir de la terminal.
La autopista se ha convertido en una ratonera y hay 1500 coches atascados en la nieve.
Tampoco ho hay trenes, ni autobuses y mucha gente se ha refugiado en las estaciones, albergues y pabellones deportivos. 

























-¿Ha sido muy duro estar en el barco?-Nos preguntan varias veces.
Nos llevan a una sala habilitada a modo de comedor, donde podremos cenar. Por todos lados podemos ver gente sentada, hablando, tumbada en alguna de los centenares de camas de campaña que ha preparado la Cruz roja.
Nuestro dormitorio está situado en la segunda planta, es un gran salón acristalado con vistas al puerto. Hace frio y vamos al coche a recoger los sacos de dormir, cepillos de dientes y ropa limpia.





















Sobre cada una de las camas de lona azul y patas plegables de aluminio, hay dos mantas marrones.
Dormiremos en este albergue improvisado, rodeados de gente. Un hombre ronca, la gente habla en voz baja, incluso algunos llegarán ya tarde, borrachos, despues de tomarse unos tragos de mas en la cantina.

A la mañana siguiente desayunamos en el comedor: croisant, cafe, jamon york, compota de fruta... todas las conversaciones giran sobre cuando será posible salir de la ciudad.
Nos cuentan que vendrá el ejercito a trabajar para conseguir restablecer cuanto antes el tráfico y ayudar a la gente que sigue atrapada.
Salimos a dar una vuelta por la ciudad, nos calzamos las botas y bajamos hasta el coche. Es imposible conducir por la ciudad, hay calles cerradas, coches atascados en las aceras, regresamos al puerto, aparcamos y salimos de nuevo esta vez caminando.





















Buscamos comprar algo de comida para el viaje hasta casa e informarnos del estado de las carreteras y de la previsión del tiempo. 
En una tienda compramos la prensa local; el titular, Apocalipsis snow, es muy ilustrativo del caos que se ha generado. En las páginas principales, la noticia del barco atrapado 49 horas en medio de la tormenta.



























Es una mañana luminosa y soleada. A pesar del frio se está bien en la calle. Podemos disfrutar de la ciudad, medio paralizada por la nieve. 
Buscamos un lugar con conexión a internet y vemos que la tormenta se desplaza hacia el sur.  





















Al regresar a la terminal podemos hablar con un voluntario de la Cruz roja. Al parecer la carretera local de la costa puede estár abierta y practicable.
Cuando se lo comentamos al responsable, nos dice que no considera que eso sea posible y que debemos esperar.

-Quizas mañana por la mañana. Hoy por la tarde llega el ejercito y será posible emprender la marcha en ese momento- Nos dice.

Nosotros pensamos que el mejor momento para salir es ahora, cuando comienza a deshelar. Mañana, a primera hora, el agua derretida puede estar nuevamente congelada como el cristal.
Con la incertidumbre del estado real de las carreteras nos decidimos a partir. Nos siguen siete u ocho coches. Cruzamos Cherbourg y salimos por una pequeña carretera bien señalizada. Todo está nevado pero el firme está limpio. Por todos lados vemos los efectos de la gran nevada. En la primera parte del recorrido vemos al menos un centenar de vehiculos volcados o abandonados en las cunetas, de algunos solo se ve el retrovisor sobresaliendo entre la nieve. 
En una pequeña gasolinera me dicen que no ha llegado nadie desde la zona sur y no saben hasta donde está limpia la via. Poco a poco a 30 km. hora vamos superando las placas de hielo, los cruces con otros vehículos en la estrecha pista, y a unos 200 km. de 
Cherbourg y tras cinco horas de marcha, nos incorporamos a la autopista. Todavia nos quedan unos 1300 km. hasta casa y ya son las 7 de la tarde. 
En un área de servicio tomamos y café y nos encontramos con unos Irlandeses de Cork que viajaban con nosotros en el Oscar Wilde; van a quedarse en la Bretaña unos días antes de volver a Irlanda.
El viaje se hace monótono, intentamos turnarnos para conducir pero estamos cansados.

Cerca de la media noche, paramos a dormir y a tomar un café en una gasolinera destartalada de Las Landas. Una hora mas tarde regresamos a la autopista que está en obras de aquí en adelante. Los cambios constantes de carril son agotadores, los bordes están apenas señalizados, llueve suavemente, el agotamiento y la noche hacen la conducción incómoda y peligrosa.

Cruzamos la frontera y paramos otra vez a dormir.
Tras una hora adormilados reanudamos el camino. Despues de atravesar los túneles de la autopista de peaje, comenzamos a ver que los paneles luminosos informan de nieve. La lluvia se ha convertido en una nevada que cubre suavemente la carretera. En Burgos la nevada es muy intensa y la visibilidad se reduce al mínimo. No durará mucho, unos kilómetros mas tarde, cerca de Palencia, comienza a amanecer y el cielo se despeja. Ya no hay mas nieve.
Llegamos a casa a las 10,30 de la mañana. 

Habíamos salido el Domingo a las 9 de la mañana y llegabamos a casa el Jueves siguiente tras 5 días de viaje.

Es un día soleado y, para ser Marzo, hace calor.

viernes, 21 de febrero de 2014

TORMENTA EN EL CANAL DE LA MANCHA II.


No podemos ponernos en contacto con nuestras familias, los teléfonos no tienen cobertura e internet no funciona bien. Llegaremos mucho mas tarde de lo previsto y eso nos complica las cosas pues tenemos luego un largo viaje en coche. 
Comeremos algo de lo que llevamos en las mochilas. 
María permanece tumbada en el suelo, arriba en la sala de los asientos reservados. 
La tormenta no amaina pero el pasaje se va animando. En los amplios salones de la parte delantera del barco, la gente se sienta en grupos alrededor de las mesas. Hay bullicio y algunos miramos desde el ventanal panorámico de proa como las olas rompen e inundan la cubierta exterior. La extraordinaria fuerza de los golpes levanta nubes de espuma y agua hasta la parte superior del barco. El ventanal, chorreando, nos aisla del exterior como un gigantesco parabrisas bajo una lluvia descomunal. He conocido a un Paraguayo que viaja desde Irlanda hasta Madrid via Paris, cree que seguramente perdera el tren y luego el vuelo. Hablamos sentados mirando al exterior, inquietos y atentos a los mensajes de la megafonía.

Poco a poco, la luz va menguando. Ya son las seis de la tarde y debemos estar cerca del puerto. Habla el capitan y nos dice que un par de horas estaremos en tierra.
Llaman a los conductores de camiones y autobuses, y a los profesores de los adolescente franceses. Luego hacen un comunicado para todo el pasaje. Hay una gran tormenta de nieve en Cherbourg y no se puede salir de la ciudad. Recomiendan reservar alojamiento. Todos nos agolpamos en los mostradores y esperamos. Creo que la gente preferiría no bajar del barco en estas condiciones. Es de noche ya y será dificil encontrar algo para dormir. Hablamos entre nosotros e intentamos buscar algo fuera de Cherbourg. No hay nada disponible, está todo completo. 

Entramos al poco en la darsena del puerto, y el mar se calma. Nos acercamos al muelle, estamos casi parados durante unos instantes. Luego nos balanceamos de nuevo y vemos pasar las luces de un remolcador. Nos deben haber enganchado. El capitan reclama algún médico en el pasaje y no sabemos mas.
En las escaleras hablo con un camionero español y me dice que nos sacan del puerto.

Durante unos momentos el mar está en calma. 
Por suerte entre el pasaje había un par de médicos que atienden la llamada del capitan. Sospechamos que ha ocurrido algún accidente o alguien se encuentra indispuesto o enfermo.
El barco vuelve a cabecear, la tormenta no amaina. Estamos de nuevo en alta mar.
Cenamos y nos vamos al camarote. Allí nos informan que de momento es imposible atracar y que lo intentaremos a las 12 de la noche. 

El camarote es un pequeño habitáculo con cuatro literas y una mesa en el centro. No hay ventana, en su lugar hay una mala foto de un templo budista. Por un rincón se accede a un pequeño aseo con ducha.
Intentamos dormir. Hace frío.


Tumbados en la cama sentimos el movimiento del barco. Nos alejamos cabeceando contra el viento. Luego el Ferry se bambolea lateralmente mientras damos la vuelta, despues el barco sube y baja con oscilaciones largas de camino al puerto. La secuencia se repite a las 12,30 a las 3 de la mañana y a las 7 de la mañana.
Desde la litera, intentando malamente dormir, es imposible tener una idea clara de lo que está sucediendo. La noche se alarga. 

Nos levantamos cuando por el capitan informa de que las duras condiciones en el puerto han impedido el amarre del barco durante la noche.
Ha estado nevando toda la noche en Cherbourg y los trabajadores no han podido acceder al muelle. Esperaremos a que las maquinas quitanieves limpien un carril practicable.
Nos invitan a desayunar en uno de los restaurantes. Allí alguien dice que estamos saliendo en Sky News, han contactado con algún pasajero que habla en antena y tranquiliza a la audiencia, estamos bien. Nos enteramos por la televisión que la tormenta se extiende por el sur de Inglaterra, el Norte de Francia y afecta especialmente al canal y a la región de Normandía. Un camionero español nos cuenta que en Grand-Ville hay metro y medio de nieve y los conductores están atrapados en la autopista y las estaciones de servicio.
Nos informan de que intentaremos desembarcar a las 12,30 si los trabajadores logran acceder al muelle. Toda la noche ha estado nevando y las vias de comunicación de la ciudad están bloqueadas por la nieve. 
Poco a poco el contorno nevado de la ciudad se va dibujando en el horizonte, todo blanco, como si nos estuviesemos acercando a Noruega.

El mar está agitado pero es de un color gris azulado, nada que ver con el gris blancuzco de días pasados. Los trenes de olas son mas cortos y de menor altura, pero el viento es fuerte y hace vibrar la superficie del agua levantando microscopicas gotas.
Un alcatraz sobrevuela rasando la superficie del agua. A decir verdad, hasta en los momentos mas duros del temporal era posible ver a estas aves deslizarse a pocos metros del maremagnun de olas y espuma. 
Lenta pero decididamente nos acercamos a la bocana del puerto. En unos minutos nos llaman para comer y todo el pasaje se agolpa en las colas del restaurante. Miembros de la tripulación con aspecto cansado, intentan organizar a la gente que, despreocupada, presta poca atención.
El tiempo va pasando y el ambiente se va animando, todos hablamos, se ven caras sonrientes.
Nos anuncian que llegaremos a las 14,30.

Entramos al puerto y el cabeceo del barco cesa. Rápidamente llegamos al muelle, donde podemos ver gente a la espera, hay algunas ambulancias. Todo está nevado salvo el carril central de acceso. En el aparcamiento vemos decenas de camiones bloqueados por la nieve.
Infortunadamente, nos informa el capitan, debemos esperar unos minutos para abandonar el barco pues los sistemas de seguridad del portón de acceso se han bloqueado a causa del temporal.
Los trabajadores del puerto limpian con palas los peldaños de una escalera metálica mediante la que se accede a la puerta de emergencia y en unos minutos sacan a un hombre en camilla.
La puerta sigue bloqueada y deciden llamar a un equipo de ingenieros. Estaremos atrapados cinco horas mas.